Page 28 - Lecturas sobre lecturas
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de la propia producción edito- rial, que sin llegar al extremo del best-sellerismo, acomoda y reacomoda a legiones de lecto- res que buscan retornar a cier- tos horizontes de sentido en los que la literatura parece cumplir una función ratificatoria de cier- to orden social o acaso también correctiva de ese orden aparen- temente incuestionable.
En el mismo sentido, la gran institución de lectura de la mo- dernidad (por su alcance, por su eficacia), la escuela, exhibe concepciones y modos de ju- gar su propia práctica cuya di- versidad dista enormemente de cierta imagen naturalizada de homogeneidad todavía repeti- da pero insostenible ya a prin- cipios del siglo XXI por la que la escuela arrastraría indefini- damente el mandato nacionali- zador y/o normativizador de la lengua y/o la ética de la buena enseñanza para la formación del niño, del joven, del ciudada-
no y/o el supuesto imperativo del sentido según el cual la escuela no toleraría la falta de control so- bre la construcción de significado y menos aún, la mera posibilidad de pensar desde una lógica que no sea la de la centralidad del sen- tido, la obsesiva consecución de la atribución de cierto repertorio de significados (¿humanistas?, ¿trascendentes? ¿filosóficos? ¿so- ciales?) como operación de lectu- ra privilegiada y excluyente de la escuela.
En tanto se trata de un espacio em- pírico de enorme diversidad, con-


































































































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