Page 108 - Lecturas sobre lecturas
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niños, acaso retórico y aniñado en sus intenciones literarias y solo por esto criticable, a otorgarle un valor formativo desmedido a la lectura y el análisis superestructural de una receta de cocina como manifesta- ción del tipo de texto instruccional; o de leer sonetos de Quevedo y Góngora a leer literatura juvenil ad hoc escrita en una lengua mimética del estereotipo de un supuesto uso juvenil de la lengua.
Remo Ceserani, un teórico italia- no, nos recuerda que para muchos niños y jóvenes la escuela es la única oportunidad de leer literatu- ra en sus vidas. Y esta afirmación en países como los nuestros cobra más sentido aún. La escuela pú-
un tipo de texto distante de la vida, poco relevante para esos chicos, se decía, “que sabemos que no van a leer literatura en su vida”, “no la van a necesitar”.
Es un dogma de la época. El más cruel darwinismo social aplicado desde un sentido común empo- brecido, pues así eran los argu- mentos, y empobrecedor pues ese era el efecto final, su peor rédito: desplazar a la literatura como lengua, como arte y como experiencia cultural a ser transita- da en la escuela. De esta manera se pasó de leer un poema para


































































































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