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¿QUÉ DEBEMOS SABER SOBRE EL ACOSO O BULLYING?

En los últimos tiempos se ha visto un preocupante incremento que ha puesto a padres, educadores y a la sociedad en general a pensar en lo que está ocurriendo con la formación de las nuevas generaciones. Es indispensable cuestionarnos como padres de familia acerca de este tema y saber cómo detectar y conocer más a fondo lo que está pasando con nuestros hijos dentro y fuera de su entorno escolar.

¿En qué consiste?

De acuerdo con la definición que nos proporciona Profamilia Colombia, el acoso escolar: “consiste en una conducta reiterada de maltrato psicológico, verbal o físico, de uno o varios menores hacia un compañero o una compañera del colegio. Es llamado también matoneo porque el victimario busca dejar expuesta a su víctima física y emocionalmente”.

El bullying es una forma de abuso del poder que ha crecido significativamente en la actualidad y se ve reflejado en los niños y las niñas en edad escolar, tanto en los estratos altos como en los bajos. Sin importar las consecuencias que esto puede causar, el victimario siempre busca cualquier motivo o pretexto para ofender o dejar a la víctima afectada. Al comienzo, esto se presenta como un juego entre niños que muchas veces todos consideran un asunto propio de la edad, pero al pasar el tiempo, el juego se va convirtiendo en un hecho cada vez más grave con consecuencias irreversibles (así ha sido confirmado e investigado, entre otros, por Antonio Valles, PhD en psicología de la Universidad de Alicante, España).

¿Qué tan grave es el problema en nuestro medio?

Estos mal llamados “juegos”, al comienzo no suelen ser tomados en serio por nosotros los padres de familia ni por los docentes de los colegios. Pero la experiencia muestra que siempre que veamos algún cambio en el comportamiento y la actitud de nuestros hijos o estudiantes, debemos hacernos la pregunta: ¿Qué está sucediendo? Y es conveniente e importante, desde un principio, establecer una relación de confianza con nuestros hijos, para que de esta forma ellos se puedan comunicar con nosotros con libertad y los podamos ayudar a tiempo.

Por otra parte, cabe mencionar que son muchos los estudios que se han realizado sobre este tema del bullying o matoneo escolar en todo el mundo y en el ámbito local, desde luego. Por ejemplo, una de las encuestas realizadas en Colombia —por medio de la Prueba Saber del ICFES— nos muestra que los estudiantes más afectados están cursando entre quinto y noveno grados, de los colegios privados y públicos: “el 28% de los estudiantes de quinto dijo haber sido víctima de matoneo en los meses anteriores, el 21% confesó haberlo ejercido y el 51% haber sido testigo del mismo. En el grado noveno, las víctimas fueron casi el 14%, los victimarios el 19% y los testigos el 56%.

Esto no puede ser visto como un suceso o acontecimiento pasajero, es algo que se debe tratar desde la raíz para, de esta forma, poder ayudar y acompañar a la víctima y evitar que esta se aísle en forma permanente, continúe recibiendo golpes o humillaciones o, más grave aún, llegue al suicidio.

En la mayoría de los casos, son varias las personas que se encuentran implicadas en el hecho, ya sea porque son las víctimas, los victimarios, los testigos o hasta los promotores del bullying. Es evidente que se trata de una problemática que nos afecta a todos y que urge actuar para ponerle fin de raíz.

¿Qué podemos hacer los padres?

Desde las diferentes áreas de la educación es mucho lo que se puede hacer para ayudar a los niños y jóvenes y a sus familias, para orientarlos y enseñarles a enfrentar un hecho de este tipo y las dificultades que se les pueden presentar en torno al mismo. Por eso, como se ha evidenciado en la práctica, es necesario participar en charlas, seminarios y otras capacitaciones para los padres y las familias con el fin de aprender a estar atentos y reconocer las señales de alerta que nos permiten saber si nuestros hijos o hijas están siendo víctimas o victimarios de matoneo. A propósito, más adelante en este mismo blog se relaciona una lista de indicadores de algunos cambios de la conducta en los niños o los jóvenes que nos muestran que estamos frente a un caso de acoso o matoneo.

Papitos, mamitas… tengan en cuenta que muchas veces es difícil para nuestros hijos e hijas decir lo que les está sucediendo. Si tal es el caso, lo recomendable es iniciar una conversación en la que nuestro hijo no se sienta incómodo y pueda expresarse. Es probable que la primera vez no nos diga todo lo que está pasando; puede que solo nos dé algunas pistas, pero a partir de ahí, podemos comenzar a detectar algo para luego ir más al fondo de lo que está ocurriendo.

Una vez conozcamos la versión completa de nuestro hijo o nuestra hija, es necesario acercarnos a las instalaciones del colegio o al sitio donde están sucediendo los hechos y conversar con las personas encargadas para que, de esta forma, tomen riendas en el asunto y se dé solución al problema de modo que se detenga o evite el daño a las personas afectadas.

¿Cuál es el origen del fenómeno?

Antes de continuar con el tema, es preciso comprender de dónde proviene el fenómeno que venimos tratando. De acuerdo con las diferentes investigaciones que se han realizado al respecto, el acoso o matoneo no difiere mucho de la violencia escolar tradicional, entendida como una violencia cotidiana, de golpizas, abuso físico y psicológico que siempre se ha presentado en ciertas instituciones educativas, solo que en forma soterrada y entendida como como un asunto menor. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, “al reconocer la violencia como un problema de salud pública”, reconocemos que ha estado presente desde hace décadas, y que no es que sea algo nuevo sino que, en nuestra época, es más visible y reconocido.

En el artículo: El acoso escolar: de las causas, origen y manifestaciones, Luis Evelio Castillo-Pulido nos habla de tres formas de violencia según el ambiente donde se origina y la persona que la produce:

Violencia autoinflingida: involucra las autolesiones y el comportamiento suicida.
Violencia interpersonal: que ocurre en el interior de la familia, la pareja o las comunidades.
Violencia colectiva: que ocurre en ambientes sociales, políticos y económicos.

¿Cómo se entiende el bullying en la actualidad?

Ahora el acoso escolar es entendido como un comportamiento de carácter repetitivo, sistemático propio de una persona o un grupo de personas cuya intención es causar daño o perjudicar a otra persona que, por lo general, es más débil o se encuentra en desventaja. En palabras de Don Olweus, un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo prolongado, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos. Esto deriva en una situación de desequilibrio, en la cual a la persona agredida le es difícil defenderse.