En el caso de los adolescentes, las señales de alerta son muy similares a las que se presentan en los más chicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los adolescentes pueden caer en depresiones o cambios de estados de ánimo más fácilmente y de manera más severa que los niños. Esto puede conducirlos a extremos tales como el suicidio, como se ha observado ya en muchos países incluyendo Colombia.
Aunque cualquier adolescente puede ser víctima de acoso escolar, se ha logrado establecer cierto perfil que es más vulnerable frente a este tipo de maltratos. Entre los rasgos de personalidad que lo caracterizan están la timidez, el comportamiento introvertido, hiperactivo, encerrado en sí mismo; tener alguna característica física diferente (usar gafas, estar gordo, ser bajito) o bien destacarse académicamente, o llevársela bien con los profesores. Los efectos del bullying en el adolescente pueden ser devastadores: la persona que lo padece se siente violentada, desprotegida, humillada, insegura, aislada e indefensa.
Las señales de alerta que nos develan que un adolescente está sufriendo una situación de acoso escolar son:
Inasistencias recurrentes a la escuela.
Descenso en su rendimiento escolar.
Dificultad para mantener la concentración.
Sentimientos de culpa.
Indefensión.
Aislamiento con respecto a sus iguales.
Negación de los hechos o incongruencias en sus explicaciones.
Puesto que puede suceder que nuestro hijo adolescente presente síntomas de depresión, es bueno atender a las siguientes señales que nos indicarán que algo está sucediendo con él:
Irritabilidad.
Insomnio.
Pesadillas.
Falta de apetito.
Apatía.
Actitudes agresivas.
Bajo autocontrol.
Conductas de huida y evasión.
También pueden presentar síntomas somáticos de ansiedad:
Problemas gastrointestinales.
Malestar generalizado, sobre todo, cuando se le expone ante la situación de acoso.
Cansancio y rigidez.
Síntomas psicológicos y emocionales de ansiedad:
Inquietud y nerviosismo.
Pesimismo.
Sensación de tensión y fatiga.
Si cualquiera de estos síntomas se presenta en tu hijo, debes escucharle y creer lo que te está diciendo, ponerse en su lugar, fomentar en él sentimientos de esperanza frente a la solución de la situación, manifestarle que se le prestará ayuda y que todo será manejado con confidencialidad.