El acoso no siempre se produce en la adolescencia; muchas de las situaciones ocurren entre niños de 7 años en adelante —o incluso menores de esta edad, aun en la guardería. Sin embargo, se considera acoso cuando este se produce de manera repetida, por largo tiempo.
En niños de edades tempranas como los 3, 4 o 5 años, se considera violencia escolar, una modalidad de agresión a la cual también se debe estar muy atentos ya que se puede presentar con las mismas señales de alerta que el acoso. La violencia escolar también se puede dar tanto a nivel verbal como psíquico. Lo importante es que los padres podamos identificar las señales de alerta, para saber qué debemos hacer para ayudar a nuestros hijos.
El maltrato que los niños sufren en edades tempranas tanto a nivel físico como psicológico tiene graves consecuencias para ellos, incluyendo problemas en el desarrollo de su personalidad. De ahí, la importancia de detectar cuándo un pequeño está padeciendo maltrato y buscar una solución adecuada, que le ayude en su desarrollo evolutivo.
Los problemas que tienen los niños que son maltratados se pueden detectar en su conducta o las señales físicas que ellos manifiestan. Y, ante la sospecha, se debe actuar.
Algunos indicadores que se pueden manifestar en los niños son:
Cambios significativos en su conducta escolar sin motivo aparente.
Conductas agresivas o rabietas severas y persistentes.
Relaciones hostiles y distantes.
Inapetencia o cambios en los patrones de sueño.
Falta de deseo de asistir al colegio o al jardín.
Los indicadores anteriores se observan, con más frecuencia, en niños de edades tempranas que sufren maltrato o violencia escolar. Igual, como padres, debemos estar atento pues esto puede ser el inicio de un caso de lo que, más adelante o en edades más avanzadas, se denomina bullying.