Memorias Del foro de Lectura crítica

En medio de la calidez de su inagotable biblioteca tuvimos una conversación con Fabio Jurado en compañía de nuestra comunidad Santillana que se conectó desde todos los rincones del país. La charla comenzó con una frase contundente: “No es posible la democracia sin lectura crítica”.

Entramos en calor preguntándole a Fabio acerca de sus comienzos con la lectura y nos contó que empezó en los caminos de la lectura crítica con los de Comics (no lo habríamos imaginado) y con la aproximación a Juan Rulfo, el gran narrador mexicano, país del cual abundan recuerdos en su casa y en lo que él llama sus “Acervos”.

El Foro de lectura crítica celebrado el pasado Jueves 17 de Marzo puso sobre la mesa las cuestiones más relevantes de la lectura crítica. No solo ubicó en contexto el tema dentro de la coyuntura actual de evaluación y políticas del MEN, porque el asunto se ha vuelto de especial interés, sino que profundizó en las raíces más profundas del concepto, remitiéndose a las primeras teorías de la lectura.

El profesor Jurado nos situó en nuestro papel de lectores activos ante los textos literarios y cómo estos permiten entrever relaciones intertextuales y diálogos permanentes entre autores.





Y es que el tema está en boca de todo el mundo. Nunca antes en Colombia había surgido tanto interés por saber qué se entiende por lectura crítica; y estar con Fabio Jurado, en su biblioteca, en el lugar donde emerge el acto de opinar a partir de lo que los textos dicen, resulta un hecho digno de recordar en estas memorias. Y a eso lo hemos invitado, a opinar, pero no de forma deliberada, no se trata de la libre asociación de las ideas, que regularmente conducen a la narración de anécdotas. Aunque por su puesto alguna anécdota logramos disfrutar de este gran conversador de origen vallecaucano y que se ha pasado su vida entre libros, aulas y ciudades. Quizá la lectura crítica sea eso, establecer conversaciones con los textos, lugares y auditorios. Colaborar con el autor, con el docente, con el intelectual, para dar sentido a lo escrito y al mundo difícil que nos rodea.

Por tanto solo el trabajo colaborativo en el contexto regulativo de la escuela hace posible la orientación de los aprendizajes en la perspectiva del pensamiento crítico y, en consecuencia, en la posibilidad de la formación del lector crítico, analítico, reflexivo que requiere el país en los nuevos escenarios políticos que se avizoran; el trabajo colaborativo implica el trabajo en equipo y, paralelamente, la aproximación a currículos integrados e interdisciplinarios.

"La escritura es el mejor indicador para reconocer el nivel intelectual de los estudiantes"

Al respecto, es necesario reconsiderar lo que denominan la “propia interpretación” del estudiante; no hay que entender la lectura crítica como la libre opinión de los estudiantes, con la cual se evaden las singularidades semánticas y semióticas del texto. Si acaso, en las aulas, emerge la libre opinión sobre un poema, un cuento, una novela, un ensayo o un artículo de divulgación científica, es para aprovechar el error –la pedagogía del error– y mostrar cómo el parecer del lector tiene que probarse en el texto; Eco llama lectura aberrante a la “libre interpretación” y considera que es irresponsable asumir como válido cualquier opinión sobre el texto.

Lo anterior se enlaza con la precariedad de la lectura en Colombia que se explica porque la escuela recala solo en la lectura literal y elude las inferencias, como paso hacia la lectura crítica. Ocurre que como tarea se pide dar resúmenes de las obras para comprobar que sí se leyó. Pero es bueno aclarar que en estos casos hay una simulación del acto de leer, porque no hay un horizonte auténtico que empuje hacia la lectura interpeladora, una lectura que produce preguntas y dilemas y hace sentir la necesidad de trabajar analíticamente con el texto.

“No es posible la democracia si no hay lectores críticos”

Pedagogía por proyectos


Solo desde una educación orientada a partir de proyectos, como lo quiso John Dewey (Cómo pensamos), es posible avanzar hacia el pensamiento heterodoxo; también es necesario llamar la atención sobre la confusión entre un programa curricular estanco con un proyecto curricular mediado por la incertidumbre, pues hoy le llaman proyecto a cualquier modo de planear el trabajo anual con el currículo. En todo caso, he podido observar que la pedagogía por proyectos es de una potencia enorme para abrir las rutas hacia los conocimientos que comprometen a la escuela, a los docentes y al país; pero es necesario requerir hoy de los docentes un poco de humildad frente al conocimiento y tener conciencia de que, hoy más que antes, estudiantes y docentes aprenden juntos, si bien el docente tiene alguna experticia en el modo de explicar el conocimiento escolar.

“La interpretación de los escritos y la producción de nuevos textos logrará una relación equilibrada entre los sujetos que conviven en un espacio escolar, que luego se espera que se lleve a la vida práctica más allá del aula educativa”

La lectura como el amor no tiene edad ni fecha en el calendario


No hay un grado de escolaridad, determinado, para orientar la pedagogía hacia la formación del lector crítico. La educación para el pensamiento y la lectura crítica se inicia desde la casa, cuando al niño pequeño le leemos mientras va llegando el sueño. Si ustedes observan lo que ocurre con los niños mientras les leemos, cuando creyendo que ya se están durmiendo, ellos levantan la cabeza y lanzan preguntas sobre la historia narrada, podrán darse cuenta de la coherencia de la pregunta, que no es más que la activación del pensamiento crítico: se están iniciando como lectores críticos a través de la escucha. Pero el asunto delicado aquí es la realidad del país: el rezago en los niveles de escolaridad o en el acceso a los libros de, aproximadamente, el 80% de la población; solo el 20%, y es un dato conjetural mío, de los padres y las madres, pueden leerle a los hijos pequeños. Los gobiernos nunca tuvieron como prioridad la educación de los colombianos, como puede uno observarlo en países como Argentina y México. Tenemos la esperanza de que el cese al conflicto armado posibilite una mayor inversión en la educación para garantizar las oportunidades de todos; pero requerimos caminar durante tres décadas para lograrlo.

“Cuando los niños participan en actividades artísticas, no propiamente escolares, ellos mismos sienten la necesidad de aprender a leer y escribir”

Transversalidad el gran reto


Todos los que somos docentes somos docentes de lenguaje, pues trabajamos con el lenguaje; el profesor de matemáticas ayuda a que los estudiantes aprendan a leer y a escribir usando los códigos propios de las matemáticas; lo mismo podría decir de cualquier otra área. Pero el dilema que tenemos es qué tanto y qué leen y escriben los docentes de las distintas áreas para hacer sentir la necesidad de leer y escribir en sus estudiantes; esto presupone también considerar que solo si se escribe con una cierta regularidad y con la actitud meta-cognitiva que le es inherente se puede comprender la lógica de los errores de los estudiantes y, en consecuencia, ayudar a trascenderlos. Este tema atañe también al compromiso de las Normales y las universidades que forman a los docentes. Nos preocupa el abandono en que se encuentran las facultades de educación y el poco interés hacia otras modalidades de formación de docentes.

Hay que preguntarse por los acervos bibliográficos del colegio y el acervo de lecturas de los docentes. Este es el punto de partida.

“La lectura crítica hace parte de los asombros y placeres humanos”

Finalizando el diálogo


Después de una larga hora de diálogo, quedamos con una sensación de enorme compromiso, pero no solo a nivel de escuela sino de sociedad. La lectura crítica no le compete exclusivamente a la institución escolar. La ciudad educa más que la escuela. Lo que vivimos cotidianamente en el país, educa: los medios, las personas en sus trabajos, los parlamentarios… Pero si lo que prevalece es la trampa y la corrupción, el atajo… no se le puede pedir a la escuela lo que no puede sola… Decía Bernstein que la educación no puede suplir las fallas de la sociedad… En efecto, si la ciudad ofrece talleres de lectura y escritura, sin ninguna regulación escolar, sin la mira puesta en calificaciones ni en las amenazas de la evaluación, la formación de lectores críticos emerge con su propia fuerza… El problema sobre la debilidad de la lectura no es un problema personal, es un problema estructural. Qué puede esperar de docentes como muchos con quienes hemos trabajado en la Orinoquia y la amazonia que estudiaron el bachillerato a distancia y luego hicieron la licenciatura a distancia y nunca tuvieron con quién confrontar las ideas, ni tuvieron retroalimentación de sus trabajos académicos… Cuando llega la maestría es bastante tarde; lo que no se hizo en cinco o seis años, es difícil hacerlo en dos, si bien están siempre las excepciones…

“Sin lectura crítica, la literatura está incompleta”

Y si algo pudimos observar en la enorme biblioteca de Fabio Jurado es que no es posible leer críticamente sin una mínima Enciclopedia; la Enciclopedia son los saberes que todos portamos; siempre leemos, dicen los psicólogos, desde los saberes previos; nadie puede entender nada si no activa sus saberes y sus experiencias prácticas…

Fabio nos despide con un mensaje alentador

Nunca es tarde para empezar a leer.