Nadie discute en la actualidad el papel fundamental que el ocio juega en el bienestar individual y colectivo. Resulta normal que luego de una jornada o temporada de labores agotadora, nosotros como nuestros hijos busquemos solo disfrutar, relajarnos, cambiar de rutina.
Por eso, no deja de ser paradójico que, no obstante su indiscutible relevancia, el tiempo libre enfrenta evidentes riesgos en la actualidad. Examina cada uno de los siguientes riesgos a la luz de lo que vives en tu hogar.
Todos en casa tenemos cada vez menos tiempo libre
Uno de los retos es el evidente conflicto entre el tiempo libre y el tiempo ocupado. Esta oposición refleja la manera como fragmentamos el tiempo y como cultivamos la creencia de que los momentos en estamos ocupados son más importantes que aquellos en que estamos “desocupados”.
El asunto es tan serio que es frecuente escuchar que cada vez tenemos menos tiempo libre. Y esto ya no solo nos afecta a los adultos sino a nuestros jóvenes y, aun, a nuestros niños. Muchos pequeños no saben lo que es descansar porque, desde que salen del colegio y durante los fines de semana están inundamos de actividades, por lo general deportivas y artísticas, que sus padres consideran —con buena intención— indispensables.
En el fondo, este fenómeno está muy relacionado con las decisiones que tomamos, para nuestros hijos y nosotros mismos, en nuestro afán de cumplir con las expectativas de una sociedad altamente competitiva, sofisticada y demandante.
En este sentido debemos tener cuidado ya que cuando el exceso de tareas se incrementan en detrimento del asueto necesario para recuperar fuerzas y nutrir nuestras relaciones familiares y sociales, los resultados pueden ser contraproducentes y altamente negativos.
• ¿Qué hace cada miembro de la familia cuando no está trabajando o estudiando? ¿Cuánto tiempo le dedica a ello?
• ¿Cuánto tiempo le toma a cada miembro de la familia desplazarse entre la casa y el colegio o entre la casa y el trabajo y viceversa?